SUPERMAN VOLUMEN CUATRO #41
«Los últimos días (Parte dos)»
Guión: James Robinson. Dibujo: Ed Benes. Color: Dinei Ribeiro. Portada: Viktor Bogdanovic & Mike Spicer. Portada alternativa: Jonboy Meyers.
Superman y Jon combaten a los radicales alienigenas tratando de salvarlos de un terrible cataclísmo y también de ellos mismos
RESUMEN
En Galymayne, Klain lleva en su nave a Superman y Jon a su laboratorio, durante el trayecto explica a nuestros héroes que el culto al dios Dhermet volvió fanáticos a los habitantes del planeta, los cuales terminaron asesinando a los científicos, que preferían ciencia a religión, entre ellos a su esposa.
Para sorpresa de Superman y Jon, descubren que Klain conserva en unas cámaras de gestación unos huevos que contienen a sus futuros hijos y los de su esposa asesinada con los que pretende escapar a un mundo lejano con el propósito de que su especie no se extinga.
Pero el laboratorio es atacado por los esbirros del sacedorte, Superman ordena a Jon que escape con la cámara de gestación, Klain resulta malherido y el Hombre de Acero reconforta al alienígena que termina muriendo segundos después.
Esto hace que Superman se enfrente al sacedote, el cual sigue firme en su idea de perecer en el cataclísmo puesto que es la voluntad de Dhermet.
Superman desalentado abandona el planeta instantes antes de que explosione, y ya en el espacio se reencuentra con Jon, que espera a su padre sentado en un asteroide velando por la integridad de los huevos en la cámara.
Padre e hijo deciden cumplir la última voluntad de Klain y se adentran en las profundidades del universo rumbo al planeta escogido por el alienígena para que que su raza no se extinguiese, finalizando así el cómic y el arco argumental.
OPINIÓN
Pues… Ni sí ni no ni todo lo contrario… Quiero decir, estamos ante una historia altamente sentimentaloide que establece una analogía entre el destino de este mundo de caballitos de mar y de Krypton, al tiempo que toca el concepto de la existencia de Dios.
Pero ese cóctel se diluye rapidamente en una historia con una resolución demasiado convencional y que convierte este arco argumental en algo de consumición apresurada y de pronto olvido, lo cual es de agradecer porque asadas pocas horas todos nos habremos olvidado del trágico final de Galymayne y de este arco argumental que huele a relleno a bastante kilómetros a la redonda.
Algo que me hace preocuparme, porque pensé que con el regreso de la familia a Metrópolis tras abandonar el Condado de Hamilton las historias serían algo menos «costumbristas» y no señor… seguimos con ese estilo sólo que ahora viajamos a mundos poblados por caballitos de mar.
Vamos con el apartado gráfico que no es ni deslumbrante ni tan común como para afearlo, simplemente cubre el expediente y nos regala paisajes submarinos de un mundo alienígena.
Pues eso… que un cómic normalito tirando a mediocre el que hemos tenido hoy entre manos. Esperemos que el nuevo arco argumental del próximo número nos traiga algo mejor.
Hasta entonces, saludos cordiales.