Segunda entrega de esta sección, en la que nos centraremos en la decisión de Christopher Reeve de reflotar la franquicia del Hombre de Acero en 1987 con «Superman IV».
CAPÍTULO II ( Superman IV o el tiro de gracia a la franquicia)
Bajo el mandato de los Salkind las películas de Superman se asomaron a un peligroso precipicio con la tercera parte de la franquicia, en la que Gene Hakman ya no actuó y el enemigo era un poderoso ordenador que cobraba vida, además de Robb Webster un magnate con ansias de poder y ganas de amargar la vida al kryptoniano.
Algo irrisorio, y que además añadía más escarnio con la presencia de Richard Pryor, un cómico ochentero que dañó más que aportó a esta película que todos recordaremos sobretodo por que Superman merced a una kryptonita sintética se volvía malvado.
La catastrofe fue tan inmensa que la franquicia quedó aparcada, Christopher Reeve decidió no ponerse la capa nunca más, y los temas judiciales de los Salkind llevaron los derechos del personaje a la extinta Cannon. Sí amigos, aquella productora de películas tan apasionantes ( modo irónico On) de Chuk Norris, Jean Claude Van Damme…
Los productores de la Cannon, Golan y Globus vieron el cielo abierto y propusieron a Chris Reeve retomar el papel, para ello le ofrecieron un cheque de cinco millones de Dólares.
Reeve obviamente aceptó, pero para ello puso una serie de condiciones: Tendría la última palabra en cuestiones de guión, reuniría al reparto original, (esto es Margott Kidder, Gene Hackman, Jackie Cooper) y Cannon se comprometería a producir «El Reportero de la Calle 42», una película de la que Chris Reeve era propietario del guión.
Cabe destacar que Reeve se tuvo que enfrentar a una demanda por plagio del guión de la película que se solventó a su favor ya que fue retirada a inicios de los 90.
Obviamente, Cannon dijo amén a todo y así nacía «Superman IV The Quest For Peace», y los resultados no pudieron ser más nefastos dado que el guión expuesto por Reeve excedía el presupuesto de la productora, que terminó por rodar la película que todos conocéis, es decir, un mayúsculo despróposito con poderes imposibles para el Hombre de Acero, (valga como ejemplo la visión reparadora de la muralla china) y un villano, El Hombre Nuclear, absolutamente cutre.
Mención especial para las escenas de vuelo del personaje que no podían ser más desmoralizantes, más propias de los seriales de la década de los 40 que de una «superproducción».
Pero claro… Cannon Group y superproducción eran conceptos incompatibles.
En fin, quedémonos con el agradecimiento a Christopher Reeve por su amor por el personaje, y por su empeño por devolverlo a lo más alto con esta película, aunque la cosa salió como salió.
Esto fue todo por esta semana amigos, os dejamos eso con el tráiler de «Superman IV», para los nostálgicos y para que las nuevas generaciones de aficionados sepan lo afortunados que son por ser contemporáneos al DCEU.