«Creerás que un hombre puede volar» es una frase que la película de 1978 se ganó con trabajo duro y unas cuantas lágrimas. El icónico eslogan de la película original de «Superman: La Película» no fue elegido al azar.

«Superman: La Película» de 1978 cambió el cine para siempre. Christopher Reeve encarnó a la perfección al Hombre de Acero y a su torpe homólogo, Clark Kent. Pero uno de los aspectos más importantes del personaje causó numerosos problemas al director Richard Donner y su equipo. En un artículo de The Telegraph que relata la carrera del cineasta, Donner habla de las dificultades que tuvo para crear secuencias de vuelo creíbles para Superman:
«Volar era importante para mí. Yo era piloto. Y me gustaba mucho volar. El peligro de volar para mí era que me quedaba casi paralizado en un estado de ánimo que era bastante mágico. Y yo quería aportar eso. No teníamos ordenadores ni nada. Todo era por casualidad. Pasó casi un año antes de que viéramos una prueba de pantalla de los movimientos de vuelo. Lo vimos a la hora del almuerzo. Hubo lágrimas. Hubo silencio. Estábamos tan emocionados porque por fin habíamos tenido la oportunidad de demostrar que podíamos hacerlo.»
Como señala Donner, se tardó casi un año en perfeccionar los movimientos de vuelo para el Superman de Christopher Reeve. Antes de eso, recuerda numerosos intentos fallidos de reproducir el vuelo de Superman. Incluyeron hombres tumbados sobre tablas planas para dar la ilusión de que los llevaban en volandas, mientras ventiladores les soplaban en la cara en lugar del viento.

Nada funcionó hasta que se contrató al director de fotografía Denys Coop, que trabajó incansablemente para crear secuencias de vuelo creíbles para la película. El equipo utilizó lo que ahora se conoce como el «Sistema Zoptic» para crear la ilusión de Superman sobrevolando Metrópolis. Sincronizaron una imagen digital de fondo de un paisaje urbano con las cámaras de cine, programada para retroceder a medida que la cámara se acercaba a Reeve. Esto daba la ilusión de movimiento por la ciudad, dando vida al Superman de Reeve como nunca antes se había logrado en el cine.
Otras secuencias requerían diferentes técnicas de rodaje, a veces suspendiendo a Reeve con cables y balanceándolo por el plató. Los resultados hablan por sí solos. La pasión de Donner combinada con la habilidad de Coop (y un toque de la seriedad de Reeve) se unieron para crear lo que ahora es una pieza icónica del cine. «Superman: La Película» cumple su promesa de hacer creer al público que un hombre puede volar.
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